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Albert Fish nació en 1870 en Washington, D.C. A los cinco años se quedó huérfano de padre, y como su madre no tenía medios para mantener a sus cuatro hijos, los envió a un orfanato.
Allí Albert recibió todo tipo de palizas y vejaciones, lo que, según él, se le quedó tan grabado en el cerebro que no podía parar de pensar en niños azotados con un látigo. Su madre, que oía voces, consiguió empleo en 1880 y pudo sacar a Fish del orfanato.
Dos años después, con 12 años, el precoz Albert empezó una relación con un chico mayor que él, que supuestamente le enseñó prácticas sexuales como la coprofagia y el beber orina.
Ya en 1890, con 20 años, Fish empezó a violar a niños de las clases más bajas mientras se dedicaba a la prostitución homosexual en la ciudad de Washington, además de cometer pequeños actos delictivos como estafa, falsificación de cheques, exhibicionismo o publicación de cartas obscenas.
Durante años deambuló por Washington y Nueva York y fue encerrado en hospitales psiquiátricos hasta tres veces. Mostraba una clara psicopatía sexual, con tendencia al sadomasoquismo ya que, según él, infringirse dolor era la única vía para expiar sus pecados.
Sin embargo, los psiquiatras de la época no consideraron necesario internarle de por vida, ya que durante sus estancias en las instituciones su comportamiento era ejemplar y no tardaba mucho en volver a la calle.
En 1898 se casó con una mujer nueve años más joven que él, con quien tuvo seis hijos, a los que curiosamente trataba bien. En 1917 su mujer le dejó, algo a lo que Fish tampoco dio mayor importancia. Trabajó como pintor de brocha gorda y vivió en pensiones de mala muerte.
En julio de 1924 comete el primer crimen por el que después se le juzgaría. En Port Richmond, Staten Island, Fish ahoga con sus propios tirantes al niño Francis McDonnell, de ocho años, y deja su cuerpo sin vida en un bosque cercano. Tres años después, el pequeño Billy Gaffney, de cuatro años, desaparece sin dejar rastro del edificio donde vivía en Brooklyn.
Ya en mayo de 1928 cometió el crimen que tendría en vilo a la ciudad de Nueva York durante casi un año y por el que finalmente fue capturado y juzgado. Se llevó a la pequeña Grace Budd de diez años, de su propia casa con la excusa de ir a una fiesta de cumpleaños.
Pasarían seis años hasta que, por un descuido, la policía consiguiera atrapar a Fish ya que, a pesar de haberle arrestado en más de una ocasión por pequeños delitos como el envío de cartas obscenas, nunca había sido sospechoso del secuestro de Grace.
La pequeña llevaba muerta desde el mismo día en que se la llevó, y Albert Fish había escrito una carta a la madre de Grace contándole las supuestas atrocidades que había cometido con su hija. Confesó todo a la policía y les llevó al lugar donde había dejado los restos de la pobre niña, Wisteria Cottage.
Fish era un catálogo de perversiones sexuales con patas: coprofagia, sadismo, masoquismo, exhibicionismo, pedofilia, canibalismo e hipererotismo entre otras. Se le juzgaría en marzo de 1935, y a pesar de diagnosticársele una “anormalidad sexual” y de caracterizarle como un fenómeno psiquiátrico, no se le declaró loco.
Se le juzgó en marzo de 1935 y fue condenado a muerte en la silla eléctrica. El 16 de enero de 1963, Albert Fish fue el hombre de mayor edad ejecutado en la silla eléctrica de Sing Sing, con 65 años.
Bonus: a Albert Fish le gustaba meterse cosas por el recto. Y fustigarse con un látigo. Y clavarse agujas en el perineo por placer. Aquí una radiografía de su pelvis...
RECOMENDACIÓN
-Libro:
Deranged: The Shocking True Story of
America's Most Fiendish Killer, de
Harold Schechter.
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