Lilly Elisabeth Larsson nació en Malmö, Suecia, en agosto de 1900. Era una chica alegre y agradable, que siendo aún una adolescente se casó con un comerciante llamado Lindeström, aunque el matrimonio no duró mucho.
Lilly quería una vida diferente, por lo que, en la década de 1920 se mudó a la capital, Estocolmo. Pensó que allí podría labrarse un buen futuro, ya que Suecia había permanecido neutral durante la Primera Guerra Mundial, pero el "crack" y la Gran Depresión dieron al traste con sus sueños.
En 1931 se mudó a un apartamento en Sankt Eriksplan, en el barrio de Atlas, parte del cual ahora se conoce como Vasastan. En aquella época era un barrio inseguro en el que la prostitución, los atracos e incluso los asesinatos eran habituales. A través de una amiga llamada Emma, Lilly se mudó a un pequeño piso en el número 11 de Sankt Eriksplan.
Eran tiempos difíciles, y al año siguiente, con casi 32 años, soltera y sin trabajo, Lilly decidió comenzar a ejercer la prostitución. Su método para captar clientes era algo bastante novedoso para aquel entonces: en vez de hacer la calle, tenía un teléfono al que los clientes llamaban para concertar citas en su apartamento. En el piso debajo vivía Mimi Jansson, una prostituta de 35 años de la que Lilly se hizo muy amiga.
El 30 de abril de 1932, mientras ambas pasaban el rato en el apartamento de Lilly, sonó el teléfono. Lilly lo cogió y puso el altavoz entre las dos para que Mimi también escuchase la conversación. Mimi se dio cuenta de que Lilly estaba un poco confundida, ya que la voz no le resultaba familiar. El hombre al otro lado de la línea no explicó nada y le preguntó si estaba libre. Lilly confirmó su dirección y colgó. El hombre se encontraba cerca, así que llegaría en poco tiempo.
A eso de las diez menos cuarto de la noche, Mimi subió al piso de Lilly. La puerta estaba cerrada con llave, y cuando Mimi llamó, no hubo respuesta. No se oía ruido dentro, así que pensó que tal vez Lilly se había ido con su cliente. Pasaron unos días, y el teléfono en casa de Lilly sonaba, pero nadie respondía.
El 4 de mayo de 1932, un amigo/cliente que no había podido contactar con ella en toda la semana se acercó al piso. Tras hablar con Mimi y con los caseros, y ante la falta de noticias, decidió llamar a la policía, que una hora más tarde se presentó en el apartamento de Lilly. Los agentes llamaron a la puerta y, al no obtener respuesta, la tiraron abajo. Lo que encontraron los dejó a todos perplejos.
Lilly estaba muerta, desnuda y tendida boca abajo en su cama. La causa de la muerte parecía un traumatismo craneoencefálico.
A pesar de lo brutal que era la escena del crimen, había muy poca sangre (solo en el cucharón), por lo que los policías estaban convencidos de que el asesino o bien se la había bebido toda, o quizá la había guardado en algún tipo de contenedor. Cuando la prensa tuvo esta información se apresuró a escribir sobre el vampirismo, y así es como nació el apelativo del "vampiro del Atlas".
Hay que tener en cuenta que los vampiros estaban de moda en aquella época, con el alemán Peter Kurten, o el "vampiro de Düsseldorf", que fue ejecutado un año antes, el mismo año en que se estrenó la película Drácula de Tod Browning protagonizada por Bela Lugosi.
El cuerpo de Lilly se llevó la misma noche en el que fue descubierto a la morgue y de ahí a su ciudad natal, Malmö, donde se la enterró doce días después. La policía empezó investigando a los principales clientes de Lilly e interrogó a nueve hombres, pero ninguno resultó ser un posible sospechoso.
No había ninguna pista que seguir ni ningún sospechoso viable, por lo que nunca se sabrá quién acabó con la vida de Lilly y se llevó su sangre. Si en aquella época se hubiese conocido la existencia del ADN el caso se podría haber resuelto, pero por desgracia, en 1932 la única manera de resolver un crimen era mediante la confesión del asesino.
En el museo de la policía de Suecia se pueden ver todas las pruebas que se recogieron en el apartamento de Lilly, que no fueron pocas. Además, el caso del "vampiro del Atlas" también se ha convertido en un “creepypasta”, es decir, una historia de terror de toda la vida pero en versión internet. Este relato de la historia de Lilly, llamado “Basada en una historia real” dice que un hombre que vivía en sus pesadillas fue el responsable de su muerte.
Esta es solo una de las varias teorías (más o menos descabelladas) que circulan sobre la autoría de este extraño asesinato, pero casi cien años después de su muerte parece que nunca sabremos quién acabó con la vida de la pobre Lilly Lindeström.
Como siempre, podréis encontrar mucha más información sobre este caso en nuestro podcast. ¡Os esperamos!
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